RHS. Revista. Humanismo. Soc. 10(2), e5/1 - 16, jul. - dic. 2022 2022 / ISSNe 2339-4196

 

Artículo de reflexión derivado de investigación

 

 

Análisis de la enseñanza de la lectura crítica en la Educación Secundaria en Colombia y la necesidad
de nuevas formas de intervenciones didácticas para su abordaje

Analysis of the Pedagogy of Critical Reading in Secondary Education in Colombia and the Need for New Forms of Didactic Interventions to Address It

 

 

Pedro R. Guerra Meza1

pedroguerram@correo.unicordoba.edu.co

https://orcid.org/0000-0002-5759-5549

 

https://doi.org/10.22209/rhs.v10n2a08

 

Recibido: abril 17 de 2022.

Aceptado: septiembre 5 de 2022.

 

Resumen

Este artículo de reflexión es derivado de la investigación “Transformación de la Praxis Docente a través de un programa de formación en Pedagogía de Géneros Textuales para la enseñanza de la lectura crítica”, que se adelanta en la Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología de Panamá. Este tiene como objetivo principal hacer un análisis de la enseñanza de la lectura crítica en la Educación Secundaria Colombiana, buscando, así, otras formas de mediación didáctica entre esta forma de hacer lectura y el estudiante. La metodología de este estudio fue de corte cualitativo y se optó por la revisión documental. Para ello fue necesario la lectura de fuentes bibliográficas que permitieran plantear discusiones, conjeturas y tensiones alrededor de la temática propuesta desde el objetivo. Los resultados principales indican que, por un lado, la lectura crítica no se está enseñando acorde con los cambios sociales, ni enfrentando los retos de la modernidad, y, por otra parte, se entiende que hay una ausencia del pensamiento crítico en la educación y este es reemplazado por el facilismo que brinda el internet. Se concluye, entonces, que existe la necesidad de buscar otras alternativas de enseñanza para la lectura crítica en la Educación Secundaria.

Palabras clave: enseñanza de la lectura crítica, Educación Secundaria, educación basada en competencias, pensamiento crítico, Modernidad.

 

Abstract

This think piece is derived from the research Transformación de la praxis docente a través de un programa de formación en pedagogía de géneros textuales para la enseñanza de la lectura crítica [Transformation of Teaching Praxis Through a Training Program in Pedagogy of Textual Genres for Teaching Critical Reading], which is carried out at the Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología de Panamá. The main objective of this article is to analyze the teaching of critical reading in Colombian Secondary Education, thus seeking other forms of didactic mediation between this way of reading and the student. The methodology of this study was qualitative, and a documentary review was chosen. For this, it was necessary to read bibliographical sources that allowed raising discussions, conjectures and tensions around the proposed theme from the objective. The main results indicate that, on the one hand, neither critical reading is being taught in accordance with social changes nor facing the challenges of modernity, and, on the other hand, it is understood that there is an absence of critical thinking in education, and this is replaced by the ease provided by the internet. It is concluded, then, that there is a need to look for other teaching alternatives for critical reading in Secondary Education.

Keywords: Critical reading teaching, Secondary Education, Competency-based education, Critical thinking, Modernity.

 

 

Introducción

 

Desde una mirada del currículo por competencias, se conceptualiza a la lectura crítica como la capacidad que tiene el estudiante al interactuar de forma activa con los diferentes textos que lee y que circulan a su alrededor. Cuando un estudiante es formado bajo esta premisa no se queda con la perspectiva de un solo texto, sino que problematiza el texto que lee con otros que ha leído o que va a comenzar a leer. Es decir, no se queda con la mirada sesgada de un tema que investiga, sino que empieza la tarea de contrastar y verificar la veracidad de la información encontrada o nueva. Es por ello que, frente a otros tipos de lectura, como la inferencial, por ejemplo, la lectura crítica tiene su sitial aparte. Cualquiera puede leer un texto, leer varios textos, simular que está leyendo cuando en realidad tiene la atención puesta en una realidad externa al texto y que no tiene nada que ver con lo que lee; cualquiera puede realizar esta tarea sencilla sin que se produzca un pensamiento crítico y reflexivo.

 

La lectura crítica demanda mayor exigencia y mayor compromiso frente a un tipo de lectura mecánica que no genera ninguna transformación en el estudiante. Esta última prevalece hoy en las instituciones de educación según Sedano (2015); pues los chicos la perciben como una acción impositiva y no como una práctica que ayuda a la construcción del ser humano. Multitudes de mentes en los colegios se ocupan de este tipo de lectura, lo cual no les permite pensar más allá de las realidades existentes. Es por esta razón que se debe fortalecer, tanto en instituciones educativas como desde las políticas departamentales o nacionales, la formación en competencias de la lectura crítica con acciones concretas y actividades planeadas desde las estrategias curriculares que inviten al estudiante a salir del texto y lo pongan a dialogar con él desde otras realidades afines. Se debe entender que la lectura crítica provoca la interacción con otros textos, la identificación de la postura del autor, la valoración de la información, la toma de decisiones; esto contribuye a la formación política de los estudiantes, entendiéndola como la capacidad para decidir e interactuar con los demás.

 

En este artículo de reflexión se hace un análisis de la enseñanza de la lectura crítica en la Educación Secundaria en Colombia, buscando con ello develar nuevas formas de abordaje que vayan en correspondencia con los cambios sociales y con los retos de la modernidad, maneras de mediación que destaquen, de igual forma, la influencia de los medios de comunicación y redes sociales en la educación. Sin duda alguna, estas propuestas de enseñanza de la lectura crítica tendrán que desentrañar el papel que cumple esta en la formación política, democrática, en la construcción de autonomía y en la toma de decisiones de las personas, características fundamentales del pensamiento crítico.

 

Finalmente, las discusiones, análisis y tensiones que sugirieron las diferentes fuentes bibliográficas consultadas, a través de la metodología cualitativa y del enfoque de la revisión documental de este artículo, permitieron reflexionar sobre la necesidad de formación en competencias de la lectura crítica en la Educación Secundaria en Colombia. Para ello, es necesario un cambio de la praxis de los docentes, principalmente, en los que están en los últimos semestres de formación universitaria, pues serán estos docentes los que lleven nuevas formas de intervención a los escenarios educativos y que logren crear en los estudiantes capacidades para discutir con argumentos válidos, para construir o para transformar conocimientos y resolver, así, situaciones problemáticas con la vinculación de ideas lógicas y congruentes.

 

Materiales y método

 

Para la construcción de este artículo, se siguió la línea de investigación cualitativa, por ser este el enfoque principal de la investigación “Transformación de la Praxis Docente a través de un programa de formación en Pedagogía de Géneros Textuales para la enseñanza de la lectura crítica”, de donde se deriva. Esta investigación se adelanta, a través de estudios doctorales, en la Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología de Panamá (umecit). El método utilizado fue la revisión documental. Para ello se hizo revisión en bases de datos especializadas para lograr identificar las investigaciones elaboradas con anterioridad, autores y sus discusiones en función del objetivo de este artículo de reflexión y, así, contribuir en la consolidación de un soporte teórico que permitiera analizar la enseñanza de la lectura crítica en la Educación Secundaria en Colombia.

 

Resultados y discusión

 

El tema central que aquí se dilucida es el análisis de la enseñanza de la lectura crítica en la Educación Secundaria en Colombia, entendiendo este tipo de lectura como la capacidad que posee una persona de interactuar con cualquier tipo de texto mediante un discurso valorativo, razonado, contextualizado, realista y nutrido de conocimientos procedentes de otras fuentes de información. La lectura crítica, pensamiento crítico y la argumentación representan una relación estrecha. No se podría hablar de Educación Secundaria sin la existencia de alguno de estos componentes. Sin embargo, con la modernidad, entendida, en términos de Bauman (2000), como el cambio de un tipo de sociedad a otro dado por esa línea invisible de la temporalidad, pero que resulta drástica para la humanidad por las grandes transformaciones que genera en las tradiciones y costumbres de las comunidades humanas, la lectura crítica parece no tener espacio en ella. Así pues, que esta (o gran parte de la modernidad) está alejando a los estudiantes de los presupuestos valiosos de la lectura. La influencia negativa de las redes sociales (aclaro que estas tienen muchas ventajas también) y los medios de comunicación, los cuales han tomado fuerza en esta temporalidad, le han quitado fuerza a la criticidad.

 

La enseñanza de la lectura crítica y los medios de comunicación

 

Los medios de comunicación han permeado tanto a la educación que, hoy día, estos han plagiado las funciones que eran propias de la enseñanza, como la de formar seres humanos con pensamiento político. Lo político involucra la libertad, la toma de decisiones y el conocimiento que se construye, que, indudablemente, son cualidades de la lectura crítica. La modernidad ha entretejido una relación dañina que empaña y desvalora el carácter de la educación en la sociedad: medios de comunicación y la formación política. Al respecto, Castells (2009) menciona que “la política es fundamentalmente una política mediática” (p. 261). Los medios de comunicación han tomado gran fuerza en las decisiones que adopta la sociedad y las decisiones políticas no son la excepción. Pero lo grave de todo es que los medios de comunicación tienen dueños y estos los utilizan para dar informaciones sesgadas en la defensa de sus intereses, bien sea políticos, económicos o sociales.

 

Por otra parte, hay un grueso de la sociedad que solo adquiere información a través de estos. Ellos se quedarán con una realidad distorsionada, imparcial, lo que perjudica la formación política de estas personas. Esto demuestra la dificultad latente frente a los procesos de la lectura crítica, bien sea por la falta o no de otras fuentes de información o por la falta de las capacidades analíticas de las personas para interactuar con estas piezas comunicativa; impedimento suficiente para apaciguar los problemas que generan las brechas sociales. Una realidad desde este punto de vista es una realidad carente de democracia. Lectura crítica y política son dos procesos que corren paralelamente. La primera fortalece las bases de la segunda y es por esta razón que la Educación Secundaria debe alinear sus propuestas curriculares en función de ella.

 

Según Castells (2009),

 

la gente recurre a los medios de comunicación para obtener la mayor parte de su información política y, a pesar de la creciente importancia de Internet, la televisión y la radio siguen siendo la fuente de información de noticias políticas que inspira más confianza. (p. 264)

 

Esto es grave para una sociedad que no tiene la suficiente formación política para saber decidir frente a propuestas de gobierno en época electoral, por ejemplo, y un reto para la enseñanza de la lectura crítica, sobre todo, en la Educación Secundaria, que es un momento crucial en la formación integral de los estudiantes; pues, por un lado, representa su tránsito de la adolescencia a la mayoría de edad, mientras que, por otra parte, es la transición a la Educación Superior, lo cual requiere de la toma de decisiones correctas. Los medios de comunicación deben ser insumos para la enseñanza de la lectura crítica. Leerlos críticamente permite reconocer al emisor que está detrás del mensaje como persona que posee una ideología, bien sea política o de otra clase, y, además, comprender que ese mensaje se puede neutralizar o se puede corregir con juicios valorativos. La enseñanza de la lectura crítica debe apuntar a esto. Si así lo entiende el estudiante o la persona, las decisiones políticas serían bastante favorables.

 

La enseñanza de la lectura crítica y la formación política del estudiante

 

La lectura crítica representa ser el vehículo para la formación política de las personas, como se menciona en el anterior apartado. En el campo de la Educación, a través de las mediaciones didácticas para su abordaje, por ejemplo, explorar las posibilidades argumentativas de los estudiantes desde la lectura contribuye también a esta formación del individuo; es decir, a la formación política. El vincular prácticas argumentativas en la enseñanza de la lectura crítica, dice Guerra (2019), “favorece el desarrollo de las capacidades discursivas, la participación, la emancipación, el reconocimiento del interlocutor y la toma de posición frente a los fenómenos que circulan en la esfera de la amplia sociedad” (p. 50). Es innegable, entonces, el valor de la argumentación en el desarrollo de la lectura crítica, coadyuvando de esta manera a la formación política de las personas. Los referentes curriculares en Colombia le deben apuntar a la enseñanza de este tipo de lectura, buscando con ello la puesta en práctica de un conocimiento activo, valorativo, argumentativo, frente a uno que no genere cambios, que sea amañado, negligente. Este tipo de conocimiento se fundamenta en la utilización de la lectura para responder a cuestionarios y talleres que no liberan al estudiante del esquema del texto, sino que lo obligan a permanecer en él y a no realizar procesos intertextuales y reflexivos.

 

Por otra parte, la relación entre educación y la formación política del estudiante se hace más amplia y se desarrolla de forma transcendental con las ideas de Meirieu (2013). Este autor hace un desarrollo claro del vínculo que existe entre esta formación y la pedagogía, enfatizando en que los saberes deben emancipar a los estudiantes y darles herramientas para la transformación de la sociedad. En relación con la temática desarrollada en este texto, estos saberes alcanzarían su consolidación si se abordara la enseñanza de la lectura crítica de forma adecuada en las aulas de clases. Tal y como se expuso en párrafos anteriores, ella emancipa al individuo, si se acompaña, por ejemplo, de prácticas argumentativas o se buscan nuevas formas para su abordaje que vayan en sintonía con los aspectos de la modernidad. Ahora bien, cuando se alcanza el estado de la emancipación (o de la libertad para decidir, lo que no es otra cosa que la formación política), teniendo en cuenta las circunstancias de la lectura crítica, es porque el estudiante es consciente de su propio conocimiento, participa en los eventos sociales, dentro y fuera del aula de clases; es responsable del alcance de sus intervenciones. Lograr la emancipación en términos políticos es tener autonomía, presupuesto principal de la democracia.

 

Teniendo en cuenta a la democracia como un sistema de formación política en el que es importante el desarrollo de la capacidad para decidir de las personas (porque de lo contrario no habría democracia en una sociedad), la enseñanza de la lectura crítica cumple un papel fundamental para su consolidación. Meirieu (2013) destaca que la formación académica para el ejercicio de la democracia debe ser a lo largo de toda la vida. Para él, “es esencial en una democracia luchar por la justicia social, por una distribución más equitativa de los bienes materiales, [...] (por) las formas de expresiones artísticas y culturales” (p. 19). Estos son aspectos que se deben afianzar desde las aulas de clases, contexto social próximo del estudiante, para luego anclarlo a un contexto más amplio y universal: la sociedad, destino final de los conocimientos que se imparten en la escuela. Estos deben reflejar las prácticas políticas de los estudiantes (capacidades democráticas), porque de no ser así, no tendría sentido una enseñanza que conduzca a la formación de un pensamiento crítico de estos.

 

La concepción de la enseñanza y la lectura crítica

 

Aunque la enseñanza tenga su propio espacio dentro de las aulas de clases, es fuera de ellas en donde cobra sentido. Ball (1993), comparando la enseñanza de décadas anteriores con la actual, expresa que, si bien, la anterior tenía una preocupación por la virtud de la humildad del maestro de escuela, la enseñanza magistral, el castigo y el adoctrinamiento también se apeló hacia la “formación del maestro, pues constituía la única fuerza para contrarrestar el hecho de que se enseñara a los alumnos en la escuela y se entrenaran en las calles” (p. 66). La enseñanza tiene este mismo objetivo, pero hoy día los estudiantes no se están formando bajo una perspectiva crítica que les permita poner sus conocimientos en función de la sociedad. Pareciera ser que ese conocimiento que adquieren en las aulas de clases se quedara tan solo allí. Poco pensamiento crítico se transfiere desde las instituciones de educación regular a las soluciones de las problemáticas que enfrenta la modernidad.

 

De acuerdo con lo anterior, es por esta razón que el sistema educativo debe brindar las herramientas para que los estudiantes puedan participar de las dinámicas sociales de su entorno y que propongan alternativas novedosas de solución a las problemáticas de la comunidad. Una de esas herramientas es, como se ha venido insistiendo, el abordaje a través de la enseñanza de las competencias de la lectura crítica. En relación, Cano (2008) determina que es necesario y pertinente un sistema educativo que se preocupe más por una evaluación basada en el desarrollo de competencias. Estas, respecto con la lectura crítica, permitirán que los estudiantes tengan las bases conceptuales y críticas para frenar los efectos de los discursos que surgen en contravía de la equidad y justicia social si interactúan en contextos reales. De esta manera, comprenderán las dinámicas del extenso y complejo entretejido social y capacidad que tienen para enfrentarlo.

 

La enseñanza de la lectura crítica y la construcción de democracia

 

Serres (2013) coloca en la carátula de su texto Pulgarcita una frase que alude a los cambios drásticos que le exige la sociedad a la educación: “El mundo cambió tanto que los jóvenes deben reinventar todo: una manera de vivir juntos, instituciones, una manera de ser y de conocer […]”. La modernidad ha mostrado la otra cara de la realidad: la precaria. Se está frente a un mundo dividido por causa de la era de la información. De un lado están los que interactúan con ella, algunos la usan formativamente; en cambio, otros, como señala Serres, han dejado que los medios de información y comunicación se apoderen de la función de la enseñanza. Y hay otro grupo extenso de la sociedad que no tiene acceso a la información.

 

Aquí es en donde la democracia corre el peligro de ser amañada al servicio de los “grupos políticos”. Es por esta razón que el autor sintetiza que hay que reinventar esta visión de mundo. Al menos, el que tiene acceso a la información puede desarrollar un pensamiento crítico si se lo propone, pero el que no tiene acceso a ella, corre el peligro de ver o hacer lectura de una sola alternativa de la realidad. En esto tiene un compromiso enorme la educación la enseñanza, sobre todo en la propuesta de referentes curriculares que vinculen los albores de la democracia con la lectura crítica; esta es una relación indispensable. No hay que olvidar que es a partir de las dos como se llega a cultivar la autonomía y la proposición de juicios de valor frente a la información que circula frente a los ojos de la sociedad.

 

La enseñanza de la lectura crítica y la Educación Secundaria en Colombia

 

Reinventar la enseñanza es una postura que ha tomado terreno en los textos institucionales y políticos emanados de los órganos centrales que “administran” la educación. Pero esos esfuerzos por mejorar la calidad de la educación desde esos textos se convierten en letra “muerta” si no existen verdaderos mecanismos de vigilancia y control que atiendan el cumplimiento de dichos mandatos. Así es la realidad actual. Los verdaderos cambios deben darse desde las aulas, desde la misma voluntad del docente. Sí, existen lineamientos para la enseñanza, referentes curriculares y aprendizajes básicos que se deben tener en cuenta al momento de planear y desarrollar las prácticas de enseñanza, pero el papel los ha secuestrado. Su tránsito al aula ha costado esfuerzos inútiles, esfuerzos financieros y estratégicos. Para facilitar este tránsito, por ejemplo, el Ministerio de Educación Nacional de Colombia (men) ha creado programas para alcanzar la Excelencia Educativa. Uno de ellos es el Programa “Todos a Aprender”2 que busca que los docentes mejoren sus prácticas de enseñanza a través de la utilización formativa de estos referentes curriculares. Según el informe de la ocde3 (2016), poco se ha logrado con ello, pues hay un bajo nivel de calidad en el sistema educativo colombiano.

 

Hay un cierto menosprecio por las reformas educativas actuales. Algunos docentes sobre todo los docentes con mucha experiencia en el campo de la enseñanza alegan que el modelo educativo anterior era mejor y más efectivo; no obstante, las investigaciones procuran por cambios en ese modelo. Las investigaciones apuntan a que la educación se debe adaptar a los cambios sociales, lo cual es indudablemente cierto. En relación, Díaz y Alemán (2008) al abordar el debate entre sociedad, educación y desarrollo concluyen que la educación es sinónimo de cambio, equidad, progreso y debe dinamizar la estructura social, preservarla, desarrollarla y promover la construcción de un futuro colectivo. Dentro de este contexto se habla del fortalecimiento del pensamiento crítico, de la lectura crítica, del desarrollo de competencias, entre otros aspectos; pero todo queda en eso: palabras en el texto.

 

En esta línea, Skliar (2005), al pronunciarse al respecto, no hace una oposición a los excesivos cambios educativos que tienden por un mejoramiento de la educación, pues los considera importantes y dice que se deben tener en cuenta en el contexto de la enseñanza; sin embargo, para él, la voluntad y la vocación del docente son pieza clave para alcanzar los objetivos de la educación. Frente a esto, expone que

 

las reformas deben ser vistas como textos, sólo eso, y no como un punto de partida inevitable e inexcusable para repensar los cambios educativos. He visto una sobrevaloración de las reformas, al mismo tiempo que un cierto menosprecio por los movimientos sociales que deben estar en la base de los cambios educativos. (p. 17)

 

Con respecto al tema de reflexión de este texto, el cual es el análisis de la enseñanza de la lectura crítica en la Educación Secundaria en Colombia, hay que decir que, aunque las reformas curriculares apunten desde los cambios de la política educativa al fortalecimiento de la lectura crítica en este nivel de escolaridad, es la voluntad del docente la que prevalece. Las reformas curriculares se presentan en libros, digitales o escritos, los cuales a duras penas el docente lee. Estas reformas muy poco se debaten en reuniones pedagógicas en las instituciones educativas, lo que es un impedimento para lograr los objetivos que plantean las nuevas estrategias educativas.

 

No conocer las actualizaciones curriculares que se dan desde las políticas nacionales o regionales, sería marchar en contravía de los fines de la educación de un país. Sin embargo, estas apuestas curriculares buscan abordar los aspectos más comunes y visibles de la modernidad. Por ejemplo, darles uso didáctico a las redes sociales, permitir la investigación en línea desde el aula de clases o usar los celulares o computadores como instrumentos de apoyo constituyen un cambio de paradigma curricular que antes no era tan posible en las prácticas educativas. No obstante, pareciera que el docente tuviera más herramientas didácticas y de hecho las tiene para lograr buenos resultados académicos, pero estas no son abordadas para trabajar la perspectiva crítica de los estudiantes.

 

Para la Educación Secundaria en Colombia es casi que un imperativo la enseñanza de la lectura crítica, no solo desde la asignatura de lenguaje, sino desde todas las asignaturas del currículo dado su grado de transversalidad. Este tipo de lectura favorece el pensamiento crítico visto desde la universalidad del conocimiento (por ejemplo, el conocimiento matemático o científico). Desde todas las áreas del saber se debe formar al individuo para que piense diferente, para que haga juicios de valor, para que construya su personalidad, para que realice prácticas políticas y, sobre todo, apele siempre a sus ideas en contraposición a sus emociones, tal y como lo afirma De Zubiría (2017). En fin, las propuestas curriculares deben conocerse entre todos los docentes y buscar puntos en común que favorezcan la enseñanza.

 

Es en la Educación Secundaria en donde debe fortalecerse la enseñanza de la lectura crítica. Cassany (2003), al referirse a ella, lo hace aludiendo a ciertos elementos presentes en la lectura y que son posibles de analizar a través de la descomposición de su discurso. Por ejemplo, este autor plantea que comprender el propósito lingüístico, la intención pragmática y los puntos de vista que subyacen en el texto marcan notablemente esta forma de lectura. Si se hace referencia al trabajo que se desempeña en las aulas de clases en la Educación Secundaria, se nota que los estudiantes no están preparados para confrontar este tipo de competencias. Lo que plantea Cassany tiene mucha relación con la toma de conciencia del contexto desde el cual se elaboró el texto. Siempre resulta ser una práctica improductiva indagar por la intención del autor, pues los análisis de los textos que hacen los chicos parecieran no tener una ideología que los represente. Casi nunca la entidad del autor es tenida en cuenta en las comprensiones que estos realizan.

 

Hay que agregar que hablar de lectura crítica es como hablar de algo para lo cual los estudiantes no están preparados. El abordaje de este tipo de lectura debería ser obligatorio en todas las áreas y asignaturas de la Educación Secundaria, sin excepción, así como se mencionó anteriormente. Méndez et al. (2014) plantean que la lectura crítica es un proceso continuo y permanente dentro de la educación. En este proceso están presentes tres enfoques: un enfoque cognitivo para referirse al desarrollo del conocimiento; un enfoque lingüístico para mencionar las capacidades discursivas del estudiante; y un enfoque sociocultural para nombrar que la lectura crítica tiene una repercusión en la sociedad. Estos se deben desarrollar de forma simultánea, a través de la práctica de la lectura en todo el diseño curricular. Si así se forma al estudiante, bajo estos criterios, contribuye su enseñanza a la formación de personas autónomas capaces de interactuar con la sociedad de manera ética y responsable, lo cual debería ser uno de los propósitos principales de la Educación Secundaria en Colombia.

 

Desde la postura del men (2016), los Estándares Básicos de Competencias en Lenguaje, creados por esta misma institución, establecen que la evaluación de las competencias lectoras para la Educación Secundaria debe estar orientada hacia la lectura crítica. Es decir, que las pruebas estandarizadas en Colombia evalúan el pensamiento crítico de los estudiantes, sobre todo, el relacionado con la postura del autor, la valoración de la información y la toma de decisiones. Además, las diversas cartillas y otros materiales que elabora el men, como instrumentos curriculares a través de sus distintos programas el programa “Todos a Aprender”, por ejemplo, promueven, asimismo, las capacidades para discutir con argumentos válidos, capacidades para construir, transformar conocimientos, resolver situaciones problemáticas, interpretar y aportar ideas, elegir con criterios fundados, tomar decisiones, asumir posturas argumentadas y fomentar la convivencia pacífica. Lo difícil sería imaginar que una prueba estandarizada evalúe todos los presupuestos de la lectura crítica, especialmente, entendiendo las brechas de la sociedad y a las condiciones de educación en el país.

 

En esta misma línea del men, se encuentra el documento Sistema Nacional de Evaluación Estandarizada de la Educación Alineación del examen saber 11°, del año 2013. Este documento establece las tres competencias necesarias de la lectura crítica en Educación Secundaria y Media que los estudiantes deben desarrollar. Se propone en la primera competencia que el estudiante sea capaz de identificar y entender los contenidos explícitos del texto, es decir, comprender su significado literal, invitación a no profundizar más allá de las palabras; mientras que la segunda se refiere a la capacidad que debe desarrollar para comprender su significado global y los subtemas que lo complementan, la articulación de sus partes, deducir conclusiones, hacer hipótesis sobre el contenido de este, en fin, a encontrar todos los significados implícitos en los textos. La última competencia y, quizás la más importante, tiene que ver con que el estudiante sea capaz de reflexionar sobre el texto leído y evaluarlo. Para ello es importante que haga juicios de valor y contraste la información que brinda el texto con otras fuentes de información confiables. Aquí el estudiante debe tomar distancia frente a la información que lee, dudar de ella, refutarla y construir puntos de vista o posiciones personales totalmente argumentados sin dejar de lado el texto.

 

Teniendo en cuenta lo anterior, Cassany (2006) había mencionado la puesta en práctica de tres concepciones diferentes, pero interrelacionadas entre sí, para el desarrollo de la lectura crítica; pasos escalonados que el estudiante deberá ir avanzando durante todo el proceso educativo: la concepción lingüística, la concepción psicológica y la concepción sociocultural. Se hace énfasis en esta última concepción porque hace referencia a las exigencias del contexto, a las particularidades de orden socioeconómico de los estudiantes que, tal vez, la prueba estandarizada no consiente. Además, los conocimientos previos que poseen tienen un origen social diverso; igualmente, que los discursos y las intenciones comunicativas también los tendrán. Estas competencias y concepciones planteadas se desarrollan de forma paralela por medio de la enseñanza de la lectura crítica, y su incidencia parte desde el contexto del colegio hacia un contexto mayor: la sociedad.

 

Conclusión

 

Para concluir, el análisis realizado sobre la enseñanza de la lectura crítica en la Educación Secundaria en Colombia, teniendo en cuenta el contexto de la modernidad, permitió hacer relación con respecto a la incidencia que tienen los medios de comunicación para el desarrollo de la lectura crítica con la formación política de los estudiantes, con la construcción de democracia como personas con capacidades para decidir y con el panorama de la Educación Secundaria en Colombia. De todo ello se deduce que la lectura crítica se debe mirar como una estrategia de formación que conlleve a la consolidación del pensamiento crítico de los estudiantes, esencial en esta temporalidad en donde lo realmente valioso, que es el conocimiento, parece haber sido enterrado en los claustros educativos sin incidencia en la sociedad. O tal vez no haya una verdadera formación del pensamiento crítico hoy día, debido a que no se están abordando los mecanismos adecuados para que ello ocurra desde la enseñanza.

 

Teniendo en cuenta lo anterior, nace la propuesta de implementación de variadas intervenciones didácticas que promuevan otras formas diferentes a las convencionales sobre la enseñanza de la lectura crítica. Por ejemplo, pasar de leer el texto y responder un cuestionario o satanizar al estudiante con un texto sin mediación a una forma en donde el estudiante interactúe con el texto y lo vea como una fuente inagotable de significados. Una de esas formas es abordar, con los estudiantes de diferentes programas de licenciaturas que cursan los últimos semestres en la universidad, un programa de formación en Pedagogía de Géneros Textuales para la enseñanza de la lectura crítica. Esto con el fin de transformar la Praxis Docente en beneficio de otras alternativas de mediación con la lectura.

 

Referencias