Jorge Roa Martínez, la Sociedad de Mejoras Públicas y el civismo en Pereira

 

Jorge Roa Martínez, Sociedad de Mejoras Públicas (Public Improvement Society) and civic virtue in Pereira

 

Jhon Edisson Amórtegui Granada*

Filiación

☨ Esta propuesta es el resultado de un proceso de investigación utilizado por el autor, como una estrategia didáctica y pedagógica en la cátedra: Problemas de la Historia de Colombia en la Corporación Universitaria Remington de la ciudad de Pereira, desde inicios del año 2016.

*Licenciado en Comunicación e Informática Educativa y candidato a maestro en Historia de la Universidad Tecnológica de Pereira. Coordinador de Investigaciones y tutor de la Corporación Universitaria Remington, Pereira. Contacto

 

Recibido: septiembre 29 de 2017. Aceptado: diciembre 4 de 2017.
Para citar este artículo:Amórtegui Granada, Jhon Edisson. (2017). Jorge Roa Martínez, la Sociedad de Mejoras Públicas y el civismo en Pereira. Rev. Humanismo y Sociedad, 5(2). https://doi.org/10.22209/rhs.v5n2a03

Resumen

El presente trabajo tiene como objetivo principal realizar un análisis histórico de uno de los documentos claves para entender las lógicas de la ciudad de Pereira durante la segunda mitad del siglo XX: la Resolución N.° 24 de abril 18, por medio de la cual la Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira rindió homenaje a la memoria de Jorge Roa Martínez un día después de su muerte. El ejercicio de investigación se pensó sobre la base del método histórico-crítico. Así, se siguieron cuatro etapas metodológicas: Heurística, Doxografía, Etiología y Síntesis. Los resultados se exponen desde dos dimensiones: Interna (el documento) y Externa (el contexto). En el primer momento, se analiza el contenido de la resolución como documento histórico. En el segundo momento, se analiza la industria del café y la modernización de Pereira a partir del año de 1920 y el fenómeno del civismo, como antecedentes obligados para lograr una mejor comprensión del contexto cercano a la resolución, durante la mitad de la década de los años sesenta en la ciudad de Pereira.

Palabras clave:café, civismo, modernización, Pereira, Sociedad de Mejoras Públicas.



Abstract

This paper aims at undertaking a historical analysis of one document which is paramount to understand the logics of the city of Pereira during the second half of the 20th century: the administrative decision No. 24 of April 18, by means of which the Sociedad de Mejoras Públicas (Public Improvement Society) of Pereira paid tribute to the memory of Jorge Roa Martínez a day after his death. This research study relies on the historical-critical method, through four methodological stages: heuristics, doxography, etiology and synthesis. The study results are discussed in terms of two dimensions: an internal dimension (the document) and an external dimension (the context). Firstly, the content of the decision is analyzed as a historical document. Secondly, the coffee industry and the modernization of Pereira are analyzed from the year 1920 on as well as the phenomenon of civil virtue, as an obligatory background to achieve a better understanding of the context in which the administrative decision took place, during the middle of the 1960s in the city of Pereira.

Keywords: Pereira, civic virtue, Sociedad de Mejoras Públicas (Society of Public Improvements), modernization, coffee, urban history.



Materiales y métodos

Tipo de estudio

Se trata de una Investigación Descriptiva, que busca obtener información acerca de los cambios económicos, políticos, culturales y urbanísticos ocurridos en la ciudad de Pereira entre los años de 1920 y 1967, describiendo las implicaciones que la economía del café y el civismo, tuvieron en dichas transformaciones. Según su diseño, se trata de una Investigación Documental, ya que se basa en la obtención y análisis de datos provenientes de la Resolución N.° 24 de abril 18 de 1966, como documento histórico.

Método

El ejercicio de investigación se desarrolló sobre la base del método histórico-crítico que permite la «sucesión cronológica de acontecimientos en distintas escalas de tiempo y espacio, para conocer la problematización histórica del fenómeno estudiado» (Bacca, 2010, p. 43). En correspondencia, se desarrollaron cuatro etapas metodológicas: la Heurística (búsqueda interrogada de fuentes), la Doxografía (ordenación y clasificación de fuente), la Etiología (análisis comparativo de fuentes) y la Síntesis (Texto y contexto de las fuentes).


1. El documento: Resolución N.° 24 de abril 18 de 1966

Por la cual se honra la memoria del ilustre ciudadano Dr. Jorge Roa Martínez.
La S.M.P., en uso de sus atribuciones y

CONSIDERANDO:

  1. Que ayer falleció en la ciudad del Dr. Jorge Roa Martínez, distinguido ciudadano, profesional de grandes méritos que sirvió a Pereira, a Caldas y a Colombia con dedicación y desinterés ejemplares;
  2. Que el Dr. Jorge Roa Martínez fue presidente de esa sociedad, miembro principal de la misma por varios periodos y estuvo vinculado a cuanta obra de adelanto y progreso agitó la ciudad hasta el momento de su muerte;
  3. Que el Dr. Jorge Roa Martínez fue gestor y realizador de la Universidad Tecnológica de Pereira, magna obra de trascendental importancia para el porvenir de la ciudad, a la cual sirvió como rector y en cuya buena marcha consagró lo mejor de sus esfuerzos, iniciativas y su clara inteligencia; y
  4. Que el Dr. Jorge Roa Martínez fue ciudadano excepcional a quien distinguieron sobresalientes virtudes humanas y cívicas;

RESUELVE:

ARTÍCULO 1.°: La S.M.P. deplora el fallecimiento del Dr. Jorge Roa Martínez como un luctuoso acontecimiento que priva a la ciudad de uno de sus hombres más sustantivos de todas las épocas.

ARTÍCULO 2.°: Pereira, su universidad tecnológica y sus entidades cívicas y sociales pierden con él un gran valor humano que durante su meritoria vida les sirvió con cariño y eficacia ejemplares.

ARTÍCULO 3.°: La S.M.P. consagra la vida y obra del Dr. Jorge Roa Martínez como dignas de imitarse y rinde tributo de gratitud y admiración a su memoria.

ARTÍCULO 4.°: Esta resolución, en nota de estilo, será puesta en manos de la viuda e hijos del Dr. Jorge Roa Martínez por una comisión que designará la presidencia de la sociedad y publicada por la prensa hablada y escrita.

Comuníquese y cúmplase:

Dada en Pereira a los diez y ocho días del mes de abril de mil novecientos sesenta y seis.

   

Rafael Cuartas Gaviria
Presidente

 

Alfonso Marín Naranjo
Secretario

 
Tabla 1. Datos Generales de la Resolución N.° 24 de abril 18.

 

1.1. Clasificación del texto

1.1.1. Naturaleza

Se trata de una resolución debido a su carácter formal y a su estructura definida (entidad que expide, atribuciones, consideraciones y acuerdos), sin embargo, la publicidad del documento: «comuníquese y cúmplase» nos remite a un acto de trámite o reconocimiento, más no a un acto sustancial o definitivo que resuelve la actuación administrativa.

Este tipo de resolución es considerada como un texto narrativo no literario, definido por Lara y Rabanal, (1997) como: «un texto que surge de un acontecimiento, situación o proceso histórico específico, en función del cual escribe el autor» (p. 42). En este caso se tiene como circunstancia histórica la muerte del Dr. Jorge Roa Martínez y, como consecuencia, la expedición de la Resolución N.° 24 por parte de Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira.

1.1.2. Actores mencionados en el documento

La Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira

La Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira fue una institución cívica fundada el 2 de mayo de 1925 por un grupo de hombres pertenecientes a la clase prestante de la época en la que se empezaba a sentir la incontenible necesidad de desarrollo y crecimiento en la ciudad de Pereira. Fue precedida por la Junta de Ornato (organización encargada de la presentación del espacio público de lo que para ese entonces era un pequeño poblado) e impulsada por el éxito que había alcanzado la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, la primera en Colombia.

La sociedad de Mejoras Públicas de Pereira surge como una «Corporación Particular, con carácter eminentemente cívico y social, con personería jurídica y patrimonio propio, distinto de los bienes del Estado, sin ánimo de lucro, encargada de impulsar el desarrollo moral y material de la ciudad» (Ángel Jaramillo, 1994, p.12), sentando una preocupación especial por la evolución urbana y la concepción del espacio público como temas que se debían administrar científicamente, con el objetivo de generar condiciones atractivas para la inversión privada y para el establecimiento de nuevos grupos poblacionales; fenómenos necesarios para ir en concordancia con las lógicas de desarrollo que Colombia necesitaba en diversos puntos del territorio nacional, especialmente, en aquellos donde se consolidaba la gran economía de café.

La junta directiva inaugural fue integrada por «Manuel Mejía Robledo como presidente; Alfonso Jaramillo Gutiérrez como primer vicepresidente, y Bernardo Marulanda y Deogracias Cardona como segundos vicepresidentes» (Ángel Jaramillo, 1994, p.13). Las primeras obras que se realizaron después de fundada la Sociedad de Mejoras Públicas, estuvieron enfocadas hacia la optimización de las vías, el desarrollo del sistema eléctrico, el mejoramiento de parques y plazas, la apertura de colegios femeninos y el desarrollo de propaganda para catapultar la producción de café.

Jorge Roa Martínez (1891-1966)

Los días de Jorge Roa Martínez inician el 28 de marzo de 1891 en el pueblo de Guateque, ubicado al oriente del departamento de Boyacá; en ese entonces se trataba de una población que, estando relativamente cerca de la ciudad de Bogotá, se mantenía aislada, al igual que diversos territorios boyacenses del acontecer político y económico del país; tanto por su ubicación de gran accidentalidad geográfica como por la limitada situación económica y social que impedían el desarrollo de obras para la comunicación terrestre de estas tierras con el resto del país.

Tiempo después, y movido por la gestión familiar y el deseo de tener mejores bases educativas, Jorge Roa Martínez llega a la ciudad de Bogotá, donde realiza sus estudios de secundaria en el Colegio Nacional de San Bartolomé, el más antiguo de Colombia, donde se ofrecían los «saberes necesarios para la formación de las élites dirigentes que sacarían adelante un pueblo analfabeto y pobre. Y donde el brillo de sus ilustres egresados, modelos de virtud y civismo, imprimía al claustro un aire de majestad» (Tarazona, Herrera y Mejía, 2009, p. 51).

Posteriormente, culminó sus estudios de doctorado en Ciencias Políticas y Derecho en la Universidad Nacional de Colombia. Esto en medio de un panorama con importantes acontecimientos políticos, tales como el «fin de La Guerra de los Mil Días, la separación de Panamá, la celebración del centenario de la Independencia de Colombia, las protestas estudiantiles y obreras en rechazo a la dictadura y la posterior caída del gobierno de Rafael Reyes» (Tarazona, Herrera y Mejía, 2009, p. 15).

¿Por qué se dice en la consideración «a» del documento que Jorge Roa Martínez sirvió a Pereira, Caldas y Colombia?

Siendo muy joven, Roa Martínez se inició en la actividad política como secretario de gobierno de Boyacá, fueron aproximadamente dos años de trabajo asumiendo importantes cuestiones de carácter económico y administrativo. Su principal preocupación era el precario estado de la estructura administrativa del mencionado departamento, que encontraba sus principales causas en la insuficiente formación de los funcionarios y en los bajos salarios que recibían los mismos. «Él entendía que si las administraciones locales no funcionaban eficientemente, la administración departamental se convertía en una farsa» (Tarazona, Herrera y Mejía, 2009. p. 108).

Desde este cargo, Jorge Roa Martínez buscó sacar del aislamiento y de la lenta evolución a todas las poblaciones boyacenses y promovió soluciones altamente innovadoras para las condiciones de la época: hizo frente a los altos grados de corrupción que algunas empresas departamentales presentaban en su interior, dictó medidas legales para los encargados del sistema carcelario, impulsó la creación en toda la provincia de instituciones para hacer frente a la situación de desnutrición y alta mortandad infantil y el mejoramiento del servicio de salud departamental por medio de la gestión de mejoras para las condiciones laborales de los médicos-legalistas. Su pertinente gestión como secretario lo llevó a ocupar el cargo de gobernador encargado de Boyacá desde agosto, hasta octubre del año 1920, momento en que expresó con gran ahínco, su interés por la estadística pública como campo ineludible para la consolidación de unas prácticas claras de gobierno.

Tiempo después, Roa Martínez llegaría a la Cámara de Representantes, donde, gracias a sus buenas facultades para el ejercicio del derecho y al amplio conocimiento en temas como el manejo del territorio y del subsuelo y la adjudicación de tierras, participaría en la propuesta de proyectos que tuvieron sus objetivos en el desarrollo mismo de Colombia la consolidación de oleoductos y la reestructuración estatal en el oriente colombiano. El abogado Martínez, siempre optó por la integración regional buscando la igualdad en las oportunidades para el desarrollo y la productividad para los departamentos del oriente del país, que se encontraban ralentizados ante el desarrollo del café en los departamentos de Caldas y Antioquia.

Después de su llegada a Pereira, Roa Martínez se convierte en pieza clave para entender el proceso de consolidación de la banca en la ciudad de Pereira, «asumiendo en 1927, ante el alcalde Elías Restrepo, el cargo como gerente de la sucursal del Banco Agrícola,1 puesto que ocuparía por 16 años hasta diciembre de 1943» (Tarazona, Herrera y Mejía, 2009, p. 152).

En mayo de 1950 el gobernador de caldas, Bernardo Mejía Rivera, según el Decreto N.° 333 del 4 de mayo (Tarazona, Herrera y Mejía, 2009, p. 216), nombra a Jorge Roa Martínez como Alcalde de Pereira, papel que desempeñaría durante cuatro meses y medio, tiempo en que pensó el desarrollo de obras para el festejo del centenario y expidió decretos relacionados con la protección de las cuencas del Río Otún y la arborización de varios sectores de la ciudad. Cuatro años más tarde, el abogado Martínez asumió el cargo como magistrado de la Corte Suprema.

Según la consideración «b» del documento, es necesario preguntar: ¿qué relación tuvo Jorge Roa Martínez con la Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira?

En el año de 1926, en su función como apoderado bancario, Jorge Roa Martínez empieza a frecuentar los mismos contextos sociales que los integrantes de la Sociedad de Mejoras Públicas, con quienes acuerda en primera medida la unión del banco de Pereira con el banco de Bogotá para después ser aceptado como socio de la entidad, respaldado por la experiencia adquirida en la arena política de Boyacá y por su directa relación con las lógicas de la banca nacional.

En 1941 fue nombrado Presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira, cargo que ocupó hasta el año 1946; permitiendo la consolidación del Instituto Técnico Superior, la fundación de la Institución Educativa Los Sagrados Corazones, la pavimentación de la avenida Circunvalar, la instauración del sistema de semaforización en la ciudad, la aprobación del presupuesto para la construcción de campos deportivos en el parque Olaya Herrera, «el arrendamiento del edificio Eduardo Santos (ubicado en el mismo sitio donde hoy se encuentra el Hotel Movich) para el funcionamiento y traslado del batallón San Mateo, la fundación de instituciones culturales como la Sociedad Amigos del Arte» (Tarazona, Herrera y Mejía, 2009, pp.. 232-242), la adquisición de los terrenos para los colonos situados en las orillas del Río Otún y la pavimentación de la vía que comunicaba la ciudad con el aeropuerto.

En adelante, Jorge Roa Martínez estaría relacionado con los primeros visos de organización y modernización de Pereira, no hubo «evento cívico» o acontecimiento relacionado con el avance de la ciudad que no contara con su presencia y directa participación: la fundación del Club Rotario (donde mantuvo su compromiso por las mejoras urbanas de la ciudad y por la educación infantil), la iniciativa del Hospital San Jorge, el apoyo al histórico convite del 45 para la construcción del Aeropuerto Matecaña, la ampliación de las vías férreas, la creación y la adecuación de parques, la gestión de la escultura del Bolívar Desnudo y, sobre todo, la fundación de la «Universidad Tecnológica de Pereira como entidad oficial de educación superior en el orden nacional, creada por la Ley 41 de 1958, el 25 de abril de 1960, bajo la alcaldía de Emilio Vallejo Restrepo; quedando constituido el primer consejo superior universitario» (Duque, Friede y Jaramillo, 1963, p.401). La Institución inició labores con las facultades de Ingeniería Eléctrica e Ingeniería Mecánica bajo la dirección de Jorge Roa Martínez como su primer rector (revisar consideración «c» del documento).

Esta importante labor fue impulsada por el pensamiento moderno y visionario que siempre caracterizó a Jorge Roa Martínez, permitiéndole el reconocimiento por parte de la sociedad pereirana como un hombre culto con gran capacidad de liderazgo, dotado de amplias cualidades «cívicas» y humanas, tal y como se menciona en la consideración «d» del documento y como se puede constatar gracias a los diferentes galardones que recibió: «La Cruz de Boyacá en el grado de Gran Oficial, el Orden al Mérito José María Córdoba, la medalla José María O´Higgins en Chile y la Medalla al Civismo, otorgada por la Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira» (Tarazona, Herrera y Mejía, 2009, p. 245).

Muerte de Jorge Roa Martínez

Cuando recibió la cruz de Boyacá en enero de 1966, Jorge Roa Martínez ya padecía cáncer en los huesos, situación que empeoró debido a una fractura que sufrió en la pierna, más precisamente en la base del fémur, lo que produjo su urgente hospitalización. En ese momento, según entrevistas realizadas a Jorge Augusto y Victoria Roa Drews (Tarazona, Herrera y Mejía, 2009, p.312 y p.327), la Universidad Tecnológica de Pereira se encontraba en huelga estudiantil y pendiente de los procesos de intercambio académico para los estudiantes con los Estados Unidos.

El grave estado de salud por el que atravesaba, lo llevó a entregar la rectoría de la universidad al doctor Juan Guillermo Ángel Mejía. Finalmente, su muerte se dio una noche de domingo, el 17 de abril del año 1966. «Rápidamente las radiodifusoras de la región empezaron a programar música clásica» (Tarazona, Herrera y Mejía, 2009, p. 327), para unirse al luctuoso acontecimiento que además estuvo acompañado de un sentimiento fraterno y solidario por parte de diversos integrantes de la universidad, de las entidades cívicas, de varias instituciones educativas y de las sociabilidades pereiranas en general, quienes marcharon el día del sepelio desde la catedral de Nuestra Señora de la Pobreza hasta el cementerio San Camilo, donde dieron el último adiós a esta figura emblemática en la historia de Pereira.

2. Contexto (circunstancias espacio-temporales)

2.1. Antecedentes

La historia en tanto campo de conocimiento, cuyo lugar no es el tiempo homogéneo, sino el tiempo como un entramado de significaciones y resignificaciones de procesos y hechos discontinuos que evocan múltiples realidades, presentes y pasados, nos sugiere asumir el conocimiento histórico dejando de lado los relatos tradicionales, los largos periodos inmóviles o las sucesiones lineales (siglos o épocas), para centrar el interés en los «fenómenos de ruptura, en las últimas cosas antes de la última» (Kracauer, 1969) o en los «Actos y Umbrales Epistemológicos, abordados por G. Bacherlard como los actos que suspenden el cúmulo indefinido de los conocimientos, que quiebran su lenta maduración y los hacen entrar en un tiempo nuevo» (Foucault, 1979, p. 5). Actos que permiten entender la historia, no desde los comienzos silenciosos ni desde los primeros paladines, sino desde un nuevo tipo de racionalidad.

En este orden de ideas, si se quiere abordar el contexto histórico de Pereira hacia la mitad de la década del sesenta (tiempo en que se expide la resolución N.° 24 por la S.M.P.), es necesario, en primera medida, realizar un análisis alrededor de dos fenómenos de ruptura que tienen lugar a partir de década del 20 y que determinarán de forma significativa el contexto cercano al documento y el devenir histórico de la ciudad.

El primer fenómeno de ruptura está relacionado con la industria del café y la importancia de su economía en el proceso modernización y crecimiento en que se ve envuelta la ciudad de Pereira a partir de 1920. El segundo es el fenómeno del civismo, que sirvió de plataforma para la construcción de las sociabilidades en donde Jorge Roa Martínez y la Sociedad de Mejoras Públicas cimentaron su quehacer.

2.1.1. La industria del café y la modernización en Pereira

En la primera mitad del siglo XX, especialmente a partir de los años veinte, la ciudad de Pereira da un gran cambio en su crecimiento y progreso. Fueron tiempos de modificación de paradigmas, un verdadero fenómeno de ruptura. La economía rural estaba en la era del café, la caña y la ganadería. El imaginario de aldea se empezaba a difuminar ante el acelerado ritmo de desarrollo de un poblamiento que, para ese entonces, sobrepasaba las 25,000 personas. Como consecuencia, Pereira sería considerada «como una de las diez ciudades más importantes del país y la segunda del departamento de Caldas» (Duque, Friede y Jaramillo, 1963, p. 382).

Llegó a la ciudad el ferrocarril de Caldas, permitiendo una conexión con el puerto del Pacífico. Se impulsó el mejoramiento y el desarrollo de carreteras que comunicarían a la ciudad con las poblaciones circundantes, a la vez que hacía su aparición el primer automóvil Ford. El aspecto urbano sufrió cambios notables debido a la influencia de la arquitectura republicana y la pavimentación de calles y plazas. Hubo un mejoramiento ostensible en el equipamiento de la ciudad con el desarrollo de uno de los primeros transportes urbanos, el tranvía, que entró en funcionamiento en el año 1927. Se empezaban a consolidar movimientos de reivindicación obrera y sindical. Surgió La Voz de Pereira, una de las más conocidas radiodifusoras del país. Se fortaleció el sistema de acueducto mediante la construcción, en 1936, de la planta purificadora de agua que sería ubicada en las inmediaciones del río Otún. De igual manera, se contó con la instalación de la primera planta telefónica y la consolidación, en materia de desarrollo industrial, de varias fábricas, entre las que cabe destacar a «Jarcano y Valher; las dos primeras industrias de confecciones fundadas por Pereiranos para satisfacer la demanda de prendas fuertes y duraderas para el trabajo del campo» (Zuluaga, 2013: p. 360).

Aunque para la época se observaba una fuerte consolidación de la caña y de la ganadería como dos sectores que desempeñaron un papel importante en la economía de la región, se puede afirmar que las transformaciones anteriormente mencionadas fueron respaldadas, en gran medida, por el vertiginoso desarrollo del café como un producto que sería incluido en la región por primera vez con el cultivo que el señor Luis Walker desarrolló en su hacienda La Julia, cuando corría el año de 1870; se esperaba hacer contrapeso, junto con la producción de tabaco y de quina, al declive de la producción del oro.

Rápidamente, el café se convirtió en un producto de trascendental importancia para el desarrollo económico de la región, al respecto Víctor Zuluaga Gómez, expone:

(…) en el año 1905 las exportaciones de oro representaban un 15% de las cifras totales, mientras que el café tenía una presencia en las exportaciones con un 40%. Veinte años después el oro apenas lograba un 8% mientras que el café mostraba una rotunda hegemonía en materia de exportaciones con un 70 %. (p. 337)

Esto sucedía en concordancia con las dinámicas nacionales, determinadas por la expansión económica vivida entre 1904 y 1930, un periodo que se caracterizó por el desarrollo de políticas vitales para la industria nacional y por el fortalecimiento de las exportaciones, especialmente las del sector cafetero.

Estas condiciones de rápido crecimiento, basadas en la producción del café, determinarán de forma radical la naturaleza misma del documento propuesto, respondiendo a las preguntas: ¿cuáles son las características del contexto en que surge la Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira? y ¿cuáles son las causas que impulsan la llegada de Jorge Roa Martínez a la ciudad?

En relación con la primera pregunta, vale la pena indicar que fue este contexto de cambio y desarrollo, el que permitió la acumulación de recursos para la materialización de proyectos que impulsaron el crecimiento de la ciudad, estimulando el surgimiento de la Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira como una de las entidades encargada de gestionar, planear y desarrollar las obras de modernización del espacio público en las cuales se vio envuelta la ciudad a partir del año 1925.

Respecto a la segunda cuestión, se puede decir que en la década de los veinte, Pereira contaba con muy pocas sucursales bancarias: «Banco del Ruiz y Banco Comercial Antioqueño» (Tarazona, Herrera y Mejía, 2009, p. 148), los cuales no pudieron dar cobertura total a los cambios económicos y comerciales que se estaban desarrollando. Esta limitación de la banca y la rutilante situación económica de la época impulsaron a inversionistas y empresarios del país a centrar el interés en la ciudad, vista como una zona de crecimiento económico y espacio fértil para la acción privada.

Es así como Pereira significó para Roa Martínez el camino para entrar en el sector privado, llegando a la ciudad a mediados del año 1926 como representante bancario, para gestionar la inauguración del banco de Bogotá y del Banco Agrícola Hipotecario, con el objetivo de servir de respaldo económico a las fortunas que la industria del café había permitido consolidar en la región. Rápidamente, Roa empezó a hacerse un espacio entre las élites de la ciudad, estableciendo contacto por primera vez con la familia Drews Castro, a quienes pagaba la renta del local donde ubicó una de las sucursales, ubicada en la calle veinte con carrera séptima, y posteriormente, con la Sociedad de Mejoras Públicas, entidad a la cual tramitaría préstamos para el desarrollo de las primeras obras de modernización antes mencionadas.

2.1.2. El fenómeno del civismo

El documento lleva a mencionar algunas ideas alrededor del fenómeno del civismo en Pereira como un discurso que sirvió de base para todos los procesos de modernización y transformación que sufrió la ciudad en la primera mitad del siglo XX, tiempo durante el cual Pereira fue reconocida con el título de «Ciudad Cívica de Colombia». No en vano, la Sociedad de Mejoras Públicas era considerada como una de las principales entidades cívicas de la localidad y por su parte Jorge Roa Martínez aparecía ante la opinión pública como un hombre ejemplo del civismo.

El civismo es definido por Victoria Camps (1990) como un fenómeno de ciudadanía educada que permita la consolidación de una cultura de la convivencia pacífica y solidaria como compromiso con la ciudad y sus habitantes. Ahora bien, ¿cómo se puede entender el fenómeno del civismo en la ciudad de Pereira?

Los primeros visos de civismo en Pereira se dan por medio de la figura: trabajo subsidiario acordado por las juntas auxiliares de vecinos en las primeras etapas de formación de la ciudad. Bajo esta medida se pedía a las personas la prestación de un día de trabajo voluntario para ayudar al mantenimiento de la plaza central y a la construcción de la iglesia (Zuluaga, 2013). Estas decisiones eran respaldadas, en primera medida, por el pensamiento católico que definía la acción voluntaria como una muestra de amor hacia la ciudad y como una invitación a la acción del otro, y en segunda medida, por las normas de civilidad, etiqueta y buenos modales que transitaban en el ideario educativo por medio de obras como el Manual de Urbanidad de Carreño.

Para el año 1920 la ciudad se hallaba envuelta en intensas lógicas de regionalismo con la ciudad de Manizales, que para ese entonces, era el centro político y económico del departamento de Caldas, estos hechos motivados por diferencias bipartidistas generaron una marginación del centro hacia «la periferia», hasta el punto en que no era la administración caldense la que promovía económicamente el desarrollo de obras para la ciudad de Pereira, puesto que la mayoría de dineros eran invertidos en el mejoramiento de Manizales.

Estos hechos generaron las condiciones necesarias para que un grupo de reconocidos integrantes de la élite local retomara el discurso del civismo como el conjunto de valores morales con que debían contar los ciudadanos para afrontar los procesos de modernización de la ciudad de Pereira sin la dependencia administrativa de Manizales (Zuluaga, 2013, p. 408). Esta visión cívica fue promovida por los diversos sectores sociales: medios de comunicación, instituciones educativas, la iglesia y, especialmente, las denominadas instituciones cívicas. Se trataba de élites progresistas que afrontaron desde la acción privada la gestión de diferentes asuntos de carácter público. Una notoria imbricación entre la historia del civismo y la historia urbana de la ciudad de Pereira.

En consecuencia, el civismo en Pereira se podría entender desde tres frentes:

  1. Como un discurso para el fortalecimiento de las élites locales y de la inversión privada.
  2. Como la consolidación de redes y discursos morales de identidad y pertenencia en los ciudadanos.
  3. Como plataforma para el progreso y la modernización en la ciudad de Pereira.

2.1.3. Contexto cercano al documento

El decenio del sesenta permitió la consolidación de una identidad urbana y de condiciones favorables para la economía de Pereira como un fenómeno que sería provocado gracias a la positiva situación económica que el país había presentado ya desde finales de los años 50. Esta estabilidad en la economía nacional se fundamentó con «una disminución en los precios de los alimentos y con el aumento de los salarios debido al crecimiento de la productividad» (Kalmanovitz, 2003, p. 444).

En este favorable contexto, la ciudad de Pereira era reconocida por el desarrollo del café, por su sólida industria, por su crecimiento comercial, por el fortalecimiento de las logias masónicas en el territorio, por su agitada vida política y por el surgimiento de su centro de educación superior, la Universidad Tecnológica de Pereira, que para ese entonces contaba desde la rectoría con el trabajo de Jorge Roa Martínez, quien convirtió a la institución en fuente de admiración y orgullo para los ciudadanos.

Pereira empezaba a sentar las bases sobre la cuales se define su periplo actual, gracias a los diversos fenómenos que tuvieron desarrollo en el contexto a partir de 1960. Entre ellos, se pueden mencionar:

El surgimiento del Fondo Nacional del Café

Nace como una organización que va a desempeñar un papel definitivo para el fortalecimiento de la administración y la infraestructura del sector cafetero, estableciendo las bases para los procesos de modernización de la ciudad de Pereira para los años de 1950 en adelante.

La previa consolidación de la diócesis

La amplia función que el clero había desempeñado en el devenir histórico de Pereira, encontró el fortalecimiento de su jurisdicción gracias a la creación de la diócesis de Pereira en los años 50. Este proceso permitió sentar las bases formales para las sociabilidades católicas que en cabeza de los obispos, caracterizarían los procesos precedentes a la creación del departamento de Risaralda.

La decadencia del civismo

La década del sesenta empieza con grandes preocupaciones para la Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira, ante la notable pérdida del civismo, fenómeno que había servido de base para el desarrollo de sus emblemáticas «obras cívicas» y que para la época reflejaba su deterioro ante la supuesta pérdida de valores morales por parte de los ciudadanos. Esto se puede constatar en el acta que se levantó en el año de 1961 tras una reunión que la entidad cívica desarrollaría para tomar decisiones frente a lo que ellos denominaron el civismo decadente:

(…) La sociedad expresa su gran preocupación ante la decadencia del civismo en los últimos tiempos. En la presente reunión los diferentes participantes acordamos dar un vuelco a esa apatía, movilizando las autoridades, juntas y clubes, y demás estamentos para no llegar a la celebración del centenario con tanta indolencia (…) (Jaramillo, 1994, p. 235).

El crecimiento poblacional

Este proceso había iniciado desde la época de la Violencia desatada por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá; en este contexto, Pereira fungió como receptora de una importante población migratoria, que buscaba, por un lado, evadir el recrudecimiento de la violencia bipartidista, y por el otro, mejorar sus condiciones económicas y laborales. «Llegaron a Pereira no solo miles de campesinos de la zona, sino también de otras regiones igualmente violentas como Tolima, Valle y Quindío» (Zuluaga, 2013, p.394).

Esta dinámica se fue consolidando con el pasar de los años y tuvo uno de sus puntos más representativos cuando corrían los primeros años de la década del sesenta tiempo en cual la ciudad Pereira presentaba una eclosión demográfica que había tenido sus inicios con los procesos migratorios anteriormente mencionados. La ciudad pasó de tener 170,365 habitantes en 1959 a 227,498 en 1973. En consecuencia, se observó un gran déficit de vivienda y el posterior surgimiento de diversos asentamientos barriales legales y de una gran cantidad de invasiones. Este fenómeno, y la cercana celebración del centenario en 1963, traerían exigentes retos para la ciudad y, en especial, para la Sociedad de Mejoras Públicas, determinando de forma radical los proyectos de desarrollo urbanístico que debería emprender a partir de la fecha: se produjo la aprobación para desarrollar el segundo tramo del parque Gaitán, se hizo necesario el traslado y la posterior ampliación de la biblioteca pública municipal, se propuso la ampliación del Parque Matecaña, que no daba abasto ante la gran visita de personas, se iniciaron las obras del terminal de transporte para poner fin a la congestión producida por las empresas transportadoras en parques y vías públicas, y se presentó por parte de Jorge Roa Martínez, el histórico proyecto de ley para la creación del Parque Nacional del Otún, que estaría ubicado en la cuenca del río y que posteriormente sería llamado Parque Nacional los Nevados.

Celebración del centenario

Este fue el ambiente con que se llegó a la conmemoración del centenario de Pereira, evento que dejó clara huella del desarrollo vertiginoso que la ciudad tuvo desde la década del veinte, impulsada por la economía del café y la inversión privada. La planificación de la ciudad al cumplir sus 100 años, mostró resultados definitivos en infraestructura, como la construcción de la Avenida 30 de Agosto, la ampliación del Aeropuerto Matecaña, el mejoramiento de la cobertura en los servicios públicos, educativos y de salud, y el inicio de la construcción del coliseo cubierto Rafael Cuartas Gaviria.

Antecedentes del plan de renovación urbana Ciudad Victoria

debido al gran desarrollo poblacional que presentaba la ciudad para la época, los entes administrativos empezaron a buscar soluciones de renovación urbana para la zona de la galería, que según ellos, era un espacio en deterioro social y económico. Se iniciaron múltiples estudios y propuestas de planificación desde el año 1965, convirtiéndose en las primeras iniciativas del plan de renovación urbana Ciudad Victoria, que tomaría la fuerza necesaria en las postrimerías del siglo XX bajo la consigna «Pereira, misión de todos», un proyecto de ordenamiento urbano y territorial que buscó la recuperación del espacio público en un área de tres manzanas, entre las actuales carrera Novena y avenida Ferrocarril.

En este contexto, se encontraba la Sociedad de Mejoras Públicas para el año de 1966, siguiendo con su labor para el mejoramiento de Pereira en todos sus frentes. En este año, más específicamente el 6 de marzo, la entidad reconoce y acepta el sindicato de trabajadores de la Sociedad de Mejoras Públicas como «una organización sindical para todo lo relacionado con los reclamos de sus afiliados» (Ángel Jaramillo, 1994, p.268). Este fue el acto administrativo de mayor importancia que precedió la expedición de la Resolución N.° 24 de abril 18, por medio de la cual la Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira, rindió homenaje a la memoria de Jorge Roa Martínez tras su defunción el día 17 de abril del año 1966.

Un año después de la expedición del documento, en 1967, se produjo la creación del departamento de Risaralda y la definición de Pereira como su capital. Mucho se dijo al respecto, algunos entendían este proceso como la liberación del yugo administrativo al cual estuvo sometido Pereira por el centralismo de Manizales. Otros puntos de vista prefirieron encontrar la causa de la arremetida separatista en un acuerdo burocrático de las élites regionales o como un proceso que iba en concordancia con las características del Frente Nacional. Lo cierto es que la creación del departamento, generó un nuevo aire en la región y permitió el desarrollo de nuevos horizontes urbanos, económicos, políticos y culturales para la ciudad de Pereira.

Conclusiones

El análisis de la Resolución N.° 24 de abril 18, permite entender una época de vital importancia en la historia de Pereira. Los años que transcurrieron entre 1920 y 1967, significaron para la ciudad un conjunto de cambios económicos, políticos, culturales y urbanísticos, caracterizados por diversos fenómenos: primero, los raudos procesos de modernización, jalonados por la industria cafetera, la inversión privada y la activación del civismo como un discurso articulador entre el progreso, la educación y la ciudadanía. Segundo, el crecimiento demográfico, generado por las migraciones propias del recrudecimiento de la violencia después de 1948, donde la ciudad sufrió grandes expansiones urbanas. Tercero, el surgimiento del departamento de Risaralda y la consolidación de Pereira como su capital. Estos cambios, fueron determinados en gran medida por las sociabilidades que Jorge Roa Martínez y la Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira permitieron consolidar. En este orden de ideas, el abordaje del documento sugirió un acercamiento no solo a la vida pública de Jorge Roa Martínez, reconociendo las labores, los roles y las dinámicas políticas que desempeñó en la primera mitad del siglo XX, sino también al papel de la Sociedad de Mejoras Públicas en la modernización y/o trasformación de la morfología urbana de Pereira, donde se observó cómo las asociaciones cívicas y privadas, fungieron como soporte para el fortalecimiento de la arena pública en la ciudad.

 


 

1. Banco de Bogotá: primer banco privado fundado en Colombia en 1871. Como respuesta a la reforma monetaria introducida en 1923 por la misión Kemmerer, que daba por terminada la era de la banca libre, este banco empezó a abrir sucursales en varias zonas del país. Banco Agrícola Hipotecario: entidad de carácter público, creada por la Ley 110 de 1923, con dineros provenientes de la indemnización de Panamá, para hacer préstamos a agricultores mediante garantía hipotecaria sobre propiedades rurales. (Tarazona, Herrera y Mejía, 2009, p. 143).

 


Referencias

Acevedo Tarazona, Álvaro. Rodríguez Herrera, D. M. Giraldo Mejía, N. (2009). Jorge Roa Martínez, Memoria de una visión cosmopolita. Pereira: Panamericana Formas e Impresos S.A.

Ángel Jaramillo, H. (1994). La Gesta Cívica de Pereira, S.M.P. Pereira: Ed. Papiro. ISBN: 958-9249-13-2

Camps, V. (1990). Virtudes públicas. Madrid: Espasa Calpe.

Duque Gómez, L. Juan Friede, J. Jaramillo Uribe, J. (1963). Historia de Pereira. Pereira: Editor Club Rotario de Pereira.

Foucault, M. (1979). La arqueología del saber. Traducción Aurelio Garzón. Siglo XXI Editores S.A. ISBN: 968-23-0012-6.

George Collingwood, R. (2004). Idea de la historia. Fondo de Cultura Económica. ISBN 681670795, 9789681670795.

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Kalmanovitz, S. (2003). Economía y Nación: Una breve Historia de Colombia. Bogotá: Norma.

Lara Peinado, F. Abilio Rabanal M. (1997). Comentarios de Textos Históricos. Madrid: Ed. Cátedra. ISBN: 9788437615912

Siegfried, K. (1969). La Historia, las últimas cosas antes de la última. Nueva York: Oxford University Press.