1. Necesidades de la ciudad de Medellín como destino turístico
emergente
Según el informe de Procolombia (2016): «Turismo extranjero en Colombia»,
el incremento de la llegada de turistas internacionales en el año 2016 con
relación al año 2015 fue del 21.6%, lo que corresponde a 331139 viajeros,
alcanzando un porcentaje de participación del mercado turístico nacional
del 12.8 % con base en estas cifras, la ciudad hoy se puede suscribir como
destino turístico emergente estando por encima de la media de crecimiento
mundial del 3.9 % según la omt. Comprender las implicaciones de ser un destino
de clase mundial contiene en sí mismo una serie de retos para la ciudad en
cuanto a la generación de oportunidades sociales y económicas. Supone un
desafío para la ciudad y para su administración de ir más allá de asimilar
la actividad del turismo como un sector con miradas desde lo territorial,
al ampliar esquemas mentales convencionales que históricamente han
desarrollado los destinos tradicionales de finales del siglo xx, sean
estos nacionales o internacionales.
Según Procolombia, tomando lo dicho por Naciones Unidas, la mitad de la
población del mundo es urbana y se espera que para el año 2030 tenga un
crecimiento del 61 %. Esto quiere decir que, para ese año, el volumen de
la población viviendo en ciudades incrementará a 5 billones, lo que tendrá
un impacto considerable en el turismo urbano como factor clave del desarrollo
de la ciudad y su economía (Procolombia, 2016).
Al insertarse la ciudad en esta dinámica de crecimiento poblacional y
entendiendo la posición que viene tomando Medellín como destino turístico
emergente, de acuerdo con los resultados del proyecto de investigación
«Actualización e implementación del inventario de atractivos turísticos
de la ciudad de Medellín y sus corregimientos» surgen los siguientes
interrogantes: ¿Existe una oferta clara de recorridos turísticos, tanto
culturales como ambientales, en Medellín?, y ¿cómo pueden los recursos
identificados y valorados en el inventario turístico contribuir a que
dicha oferta satisfaga las necesidades del turista que llega a Medellín
actualmente? Los turistas eligen la mejor oferta en relación con la
calidad-precio; tienen la necesidad de sentirse como «locales» para
integrarse a profundidad; buscan conocer además de la ciudad, también
destinos aledaños: por esto es importante descentralizar las áreas
turísticas, así como la oferta experiencial que implica remirar y
reconceptualizar lo que hoy existe como propuesta. Hoy la ciudad de
Medellín podría ser considerada un laboratorio turístico en construcción,
entendiendo este concepto como un espacio abierto de interacción,
imaginación y trabajo colaborativo entre los diferentes actores de
la actividad turística local, en el que confluyen iniciativas y matices,
que son de interés a flujos sensibles y motivados por lo social, cultural,
ambiental, la reconstrucción física de comunidades, de avances tecnológicos;
de ahí que las tareas por realizar, por parte de los actores en cuestión,
sean consolidar procesos y generar nuevos productos turísticos alternativos
para ser considerada un destino de interés para los flujos internacionales.
Tras la realización de la actualización e implementación del inventario
de atractivos turísticos de la ciudad de Medellín y sus corregimientos,
como ejercicio planificador del territorio, se requiere revisar en detalle aquellos recursos turísticos significativos tanto del orden cultural como natural encontrados a lo largo
de la ciudad y sus corregimientos, para una zonificación y definición de tendencias
de la oferta y la demanda. Esta revisión permite categorizar y valorar los recursos
turísticos locales, realizar una interpretación, priorización, jerarquización de los
recursos, para llegar a un proceso de zonificación espacial turística en términos de
oportunidades para el turismo local. El uso de estos instrumentos posibilita tomar
decisiones estratégicas y prospectivas desde lo espacial y de la actividad en
términos de los requerimientos de las demandas emergentes y necesidades de los
actores locales o comunidades, así como incrementar la capacidad de gestión no
solo territorial, sino promocional y de marketing local.
La ciudad de Medellín no es hoy un destino turístico per se. El turismo
debe conceptualizarse como el valor agregado a motores de desarrollo económico,
social, ambiental y cultural, lo cual se evidencia en los procesos de
desarrollo de la actividad en los últimos años. Individualmente, cada
recurso identificado y valorado en la actualización del inventario turístico
de la ciudad de Medellín y sus corregimientos, por sí solo, no tiene la suficiente
fuerza atractiva para generar corriente de viajeros; por ende, se produce en
los últimos años en Medellín un ejercicio de vinculación y asociación relativa
de recursos y de posibles servicios. Se tiene como muestra, muchas obras de
infraestructura o de soporte del territorio que encuentran en el turismo un
relanzamiento y empoderamiento que no lo tenía previsto; ejemplo de ello son
algunas estaciones del Metro, Metrocables, tranvía, escaleras eléctricas,
puentes, espacios públicos, las UVA (Unidades de Vida Articulada),
edificios institucionales, entre otros.
La dinámica encontrada en la oferta de recursos turísticos de la ciudad de
Medellín denota que está hoy incursionando en el turismo urbano y debe verse
como laboratorio turístico vivencial y experiencial de la cultura y lo social.
En Medellín se reconocen los aportes de las obras de infraestructura de alta
calidad en comunidades vulnerables y pobres; la resistencia desde la actividad
cultural ante la violencia y el desapego de valores y principios ciudadanos;
el rescate de lo rural y una cultura tradicional a través de eventos y ferias;
la presencia del Estado en esas comunidades con iniciativas y proyectos, los
cuales revalorizan entornos paisajísticos y ambientales de ciudad al servicio
de las comunidades propias y de visitantes, como espacios públicos semirrurales
y rurales acercando lo rural a lo urbano.
Se considera a Medellín un laboratorio de aprendizaje turístico, porque permite
ir más allá de los conceptos tradicionales, nos da pie a interpretar que los
recursos turísticos existentes no deben ser sujetos de análisis individualmente,
sino en complementariedad y sinergia. Allí podemos encontrar la masa crítica para
generar razones de viaje a la ciudad, como su ubicación entre montañas, que tiene
un paisaje biodiverso, una sociedad heterogénea, pero con un común denominador en
sus raíces y cultura paisa, se identifican con una música, gastronomía, arraigo
por la tierra y los suyos (Marchena Gómez y Vera Rebollo, 1997).
Con el ánimo de reinterpretar la ciudad como destino turístico, sus vocaciones
y potencialidades, el proyecto de investigación «Actualización e implementación
del inventario de atractivos turísticos de la ciudad de Medellín y sus
corregimientos», basado en la metodología de levantamiento de inventarios
turísticos del Ministerio de Comercio, Industria y turismo – Viceministerio
de Turismo y de acuerdo con el análisis de la oferta de recursos de ciudad
agrupados por unidades espaciales turísticas, conceptos aportados por Robert
Boullon (1985) en sus estudios sobre el espacio turístico en suelos rurales y
urbanos, para el caso de Medellín, se asimilan y validan seis figuras de las
propuestas hechas por Boullon (zonas, áreas, conjuntos, unidades, corredores y
circuitos); permitiendo potenciar la oferta en función de temas, tipologías,
características o propósitos de ciudad, que le pueden dar carácter y razones
por las cuales visitar esos sitios de interés de ciudad.
2. La espacialidad turística local, oportunidades y retos
La ciudad viene reconociendo recorridos temáticos que dan identidad a porciones
del territorio urbano, es el caso de la La ciudad viene reconociendo recorridos
temáticos que dan identidad a porciones del territorio urbano, es el caso de
la Vía Primavera, calle de la Buena mesa, entre otros. Al reconocer la oferta
del territorio, se requiere una intencionalidad para asociar los elementos y
recursos existentes que permitan oportunidades en temas culturales, artísticos,
creativos, de moda, pintura, deportivos, gastronómicos, innovación social y
cultural, los cuales pueden propiciar recorridos de ciudad en clave de
sostenibilidad y competitividad territorial. Como ejemplo de ello tenemos
recorridos entre las uva (Unidad de Vida Articula) de mayor potencialidad y
accesibilidad, recorridos entre parques bibliotecas, centros deportivos,
recorridos procesionales, recorridos entre edificios de representatividad
arquitectónica (edificios del centro de ciudad), recorridos gastronómicos
(Ciudad del Río y Avenida Jardín), recorridos de transformación social, cultural
y económica, recorridos por teatros o por museos, entre otros. Todo ello se
constituye en los nuevos escenarios para la implementación de oportunidades de
servicios y actividades desde la economía de la creatividad o naranja, las cuales
apalancan los desarrollos de la economía local y oportunidades de identidad y
valorización del territorio.
Otras potencialidades serían la restauración ambiental de los cerros tutelares
El Volador y Nutibara, complementadas con el proyecto Parque del Río, el
Metrocable hasta el cerro El Picachito, Jardín Circunvalar, recuperación de
parques lineales o corredores urbanos bióticos como La Presidenta, La Iguana,
Picachita, los cuales estarían vinculados a recorridos temáticos paisajísticos
y de avistamiento de flora y fauna de ciudad.
Hoy la ciudad presenta una oferta interesante, si se asocian y articulan
recursos relevantes como aquellos meramente reconocidos, en un ejercicio de
construcción de producto relacionado a la cultura y naturaleza, donde se hace
evidente la capacidad de transformar, adaptar, vincular las actividades humanas
al territorio en la generación de valor. Allí vamos a tener un motor que ayuda y
potencia a la ciudad, con el cual el turismo de reuniones y convenciones, el
turismo científico y de servicios médicos, pueden encontrar un aliado potente
para la generación de complementariedad.
El turismo de naturaleza complementa y apoya al turismo de ciudad, dada la
cercanía a suelos rurales, a entornos ambientales con capacidades instaladas
como los corregimientos de Santa Elena (Parque Arví), San Sebastián de Palmitas
(granjas agro turísticas), pero también de admiración y valoración de corredores
bióticos urbanos (La Iguana, Picachita, La Presidenta) o desde los Metrocables
que permiten ver y sentir el paisaje de una ciudad entre montañas, cerros
tutelares y de clima primaveral durante los 365 días del año.
Hoy el turismo comunitario es otra alternativa poderosa para el desarrollo
de zonas de la ciudad que históricamente han estado marginadas y casi inviables
desde lo socioeconómico. Es el caso de las intervenciones y correlaciones entre
el desarrollo urbanístico y demandas sociales, como por ejemplo la comuna 13,
las cuales han permitido la creación de nuevas alternativas para el disfrute de
actividades directamente ligadas con el turismo, desde lo cultural, ambiental y
social con nuevos espacios públicos, corredores bióticos y referentes o hitos
urbanos (escaleras eléctricas). En el oriente de la ciudad de Medellín se
viene gestando un escenario de turismo comunitario viable (Moravia), gracias
a las estructuras ya existentes y a la vinculación directa de la comunidad con
ciertas actividades que se pueden alinear con el turismo en el marco de una
oferta de servicios más integral y atrayente; es así como surgen nuevas dinámicas
sociales, culturales y económicas para las comunidades. Aquí es donde aparecen
las uva (Unidades de Vida Articulada) como espacios fácilmente articulables a
este posible escenario y como puntos intermedios dentro de una oferta social
y cultural más amplia para la ciudad.
El expansionismo urbano segrega rápidamente las posibilidades de desarrollar
actividades al aire libre en los pocos sitios que se consideran con bondades,
que se encuentra en laderas que sirven de vaso comunicante con la ruralidad del
municipio hacia los corregimientos de: Santa Elena, AltaVista, San Cristóbal,
San Sebastián de Palmitas y San Antonio de Prado; a través de senderos, caminos
de herradura, paisajes boscosos de reserva local y sistemas productivos agrícolas
de orden local. Estos son algunos elementos que se conjugan alrededor de nuevas
alternativas que la ciudad puede aprovechar en materia turística, como el Jardín
Circunvalar, el Parque Arví y el Corredor Turístico de Ayacucho, que aparecen
como detonantes para que esta iniciativa de integración, sumada a otros elementos
que, desde la vocación del territorio, caso de las flores, hortalizas, frutas,
gastronomía local, se tornan emblemáticas en la ciudad.
El turismo en su tarea de revitalización social y económica de los territorios
aparece como un impulsor del progreso y desarrollo; aun así, la concentración
de las actividades turísticas en un solo sector puede llegar a desgastar tanto
a los sitios (recursos o atractivos) como a la misma comunidad que vive el día
a día con los movimientos que genera el turismo en su entorno. Es por eso que
se propone de alguna manera la descentralización de la oferta congregada en
algunos sitios específicos de la ciudad.
A nivel rural, el reto está en dar fuerza a los caminos ancestrales
prehispánicos e hispánicos y su articulación con el parque Arví del corregimiento
de Santa Elena; recuperar los caminos ancestrales de los corregimientos de
San Sebastián de Palmitas, AltaVista, y los recorridos agro turísticos
relacionados con la gastronomía local, actividad productiva, en el corregimiento
San Cristóbal y San Antonio de Prado, que pueden ser asociados a temas de turismo
de bienestar, entre otros.
Otro reto a nivel urbano sería el conjunto administrativo e institucional de
ciudad donde están ubicados: Plaza Mayor, el Teatro Metropolitano, el Edificio
Inteligente, el Parque de los Pies Descalzos, el Centro Administrativo la
Alpujarra, la Plaza de la libertad, entre otros, que permiten recorridos e
itinerarios desde la institucionalidad y sus contenidos de gobernanza de
lo público.
En cuanto al centro de la ciudad, la representatividad de los atractivos
turísticos del centro son 100 % patrimonio cultural (Basílica Menor Nuestra Señora
de la Candelaria, Centro Administrativo La Alpujarra José María Córdova, Museo
de Antioquia, entre otros), específicamente del tercer nivel de clasificación,
arquitectura religiosa e institucional, de acuerdo con los parámetros establecidos
por la metodología de levantamiento de inventarios turísticos del Ministerio de
Comercio, Industria y turismo – Viceministerio de Turismo. En el centro
tradicional o histórico, como también se conoce, se concentra la gran
mayoría de los atractivos turísticos del patrimonio cultural de la ciudad; se
concluye que el turismo cultural es un producto turístico relevante conjuntamente
con el turismo de reuniones, negocios y convenciones, pero que cuenta con un gran
potencial para consolidarse como un producto principal en la oferta de ciudad, al
complementarse con el producto rural y ambiental de su centralidad y de los
corregimientos.
El 51 % de los atractivos inventariados en el 2016, en el proyecto de
investigación realizado en convenio con la Universidad de San Buenaventura
y la Subsecretaría de Turismo de la ciudad, corresponde a edificaciones
patrimoniales que actualmente están declarados como bienes de interés cultural
(Edificios Carré y Vásquez, Casa Natal de Francisco Antonio Zea, Palacio de la
Cultura Rafael Uribe Uribe, entre otros); se concluye que, aunque existe buena
representatividad, no se consideran como materia prima para el desarrollo de
nuevos productos turísticos por la connotación local que representan sus
historias y arquitecturas individuales, pero puede ser un tema de interés
si se asocian y vinculan a guiones e historias relevantes con una proyección
ante el mercado urbano internacional.
Se recomienda priorizar la proximidad de los atractivos ubicados en las
áreas turísticas, mediante un pasaje o corredores peatonales y turísticos,
teniendo en cuenta la dinámica que concurren cada uno de ellos desde el
enfoque del espacio turístico donde se encuentran; lo anterior es con la
finalidad de facilitar la movilidad y distribución de las diferentes corrientes
turísticas que convergen en el centro.
Se considera un elemento clave para establecer estrategias del producto
turístico cultural de la ciudad, la articulación de espacios públicos como
las esculturas que han sido donadas por el maestro Fernando Botero,
aprovechando el posicionamiento y reconocimiento que tiene uno de los grandes
hijos que ha dado esta ciudad, teniendo en cuenta la previa autorización del
propietario de la marca Botero.
El mejoramiento de los espacios públicos en las zonas priorizadas, por medio
de intervenciones esquematizadas desde el Plan de Desarrollo de Medellín
«Cuenta Con Vos» 2016-2019, permitirá a dichos espacios generar herramientas
que faciliten la apropiación de los mismos e implementación de una cultura
ciudadana, por lo cual se concluye la importancia de establecer estrategias
para lograr una transformación asertiva que beneficie al ciudadano y, por ende,
a los visitantes y turistas.
No todos los elementos inventariados obedecen a la calidad de atractivo turístico,
por lo cual se concluye la importancia de seleccionar aquellos que, por su
representación, posicionamiento y reconocimiento, además de proximidad a
otros atractivos, se pueden contemplar para conformar la lista actualizada
de los atractivos turísticos referentes de ciudad, y será el insumo principal
para desarrollar nuevos productos turísticos e innovar los existentes.
Teniendo en cuenta el comportamiento de la demanda y las corrientes turísticas
que se dan en la ciudad, y los espacios que denotan la proximidad y realzan
algunos atractivos turísticos que confluyen en tales lugares, es importante
implementar acciones de mejoramiento ante el deterioro que se evidencia en
algunos de ellos, lo cual requiere de una intervención urgente para facilitar
la apropiación de los mismos por parte de sus habitantes y visitantes. Es
importante realizar señalizaciones turísticas, remozamiento de espacios públicos
para solucionar la dificultad que se presenta en la proximidad en algunos de los
atractivos, no solo en el área del centro histórico como foco de especial
intervención, sino con aquellas zonas vecinas que concentran diversidad de
atractivos turísticos, como el caso de la zona Nororiental de la ciudad.
El desarrollo aislado de la Zona Norte (Carabobo) como distrito de innovación
debe ser enlazado a la oferta de ciudad. Hoy los recursos y atractivos que se
ubican en esta zona o cerca de la misma se consideran de los más importantes
en cuanto a reconocimiento y calidad en la ciudad, lo que supone que todos los
cambios que se han generado alrededor no son en vano y que, por el contrario,
como sitios de interés para la ciudad necesitan de otro tipo de esfuerzos
institucionales que pongan aún más en valor dicho sector.
El crecimiento acelerado y desordenado del tejido urbano segrega rápidamente
las posibilidades de desarrollar actividades al aire libre en pocos sitios, lo
cual se evidencia en el porcentaje del espacio público disponible para la ciudad,
que no llega a cumplir normas nacionales e internacionales; así, propuestas como
El Jardín Circunvalar asociadas al Gran Corredor Turístico de Ayacucho, que
aparecen como detonante para esta iniciativa de nuevos espacios de ciudad,
agregando otros elementos que desde la vocación de un territorio como el
corregimiento de Santa Elena suman a la urbe un conjunto paisajístico
agrícola alrededor de la producción de flores, tema emblemático en la ciudad;
la localización de la Placita de Flórez a lo largo de este recorrido es un
elemento que permite conectar las historias entre la ruralidad y la parte
urbana del municipio. La administración local ha planeado desde años atrás
sobre esta área la idea de crear una silleta gigante en el techo de la Placita de
Flórez que simule y evoque los colores y olores primaverales del campo en la
ciudad.
El fortalecimiento de áreas como Vía Provenza y Vía Primavera en el sector del
poblado, calles que emulan los mejores epicentros de moda de Europa, necesitan
ser tenidas en cuenta como nuevos ejes de desarrollo cultural y económico para
la ciudad. Moda, gastronomía y arte convergen en este lugar dando cabida a
nuevas actividades como complemento a otros servicios que se encuentran allí.
La conectividad entre las diferentes áreas de esta zona hace posible la
diversificación de la oferta turística que se emplaza en esta. El sistema Metro
en su conjunto cubre a cabalidad con dicho fin al poner a disposición de la ciudad
un sistema completamente articulado que acorta los desplazamientos. El Metro con
sus líneas A, K, L1, L2 y T-A, además de todo el sistema de buses alimentadores,
son la punta de lanza hacia nuevos recorridos de ciudad que soporten el diseño de
productos turísticos de clase mundial para mercados turísticos urbanos.
En materia de accesibilidad para personas con movilidad reducida son pocos
los lugares que se prestan a la hora de vincular a este segmento de la población,
es una tarea de la ciudad hacia la inclusión. Los parques y otros lugares públicos
son aquellos espacios que solo de alguna manera se adhieren a la implementación
de cintas táctiles u otros elementos adicionales a las rampas y barandales que
muchas veces por norma deben de instalarse. En este sentido, la mayoría de los
recursos y atractivos turísticos de la zona carecen de este tipo de equipamientos
e infraestructuras, aunque es de reconocer el esfuerzo local en la última
señalización turística realizada en el centro, donde se incorpora el lenguaje
braille; una de las líneas estratégicas a las cuales, desde el Plan de
Desarrollo Turístico de Medellín 2011-2016, se apuesta para el desarrollo
de productos turísticos claves para el territorio y con especial interés.
El turismo cultural, debido al nuevo mercado que arriba a la ciudad, en especial el
mercado vacacional, requiere de una nueva oferta que vincule elementos
particulares y propios de la cultura paisa. Es en este punto en el cual
se necesita que la articulación de una nueva apuesta de turismo vincule
aspectos arraigados en la idiosincrasia y cultura antioqueña, como la
devoción mariana y crística, en general religiosa de todo el pueblo
antioqueño, los cuales de alguna u otra manera ya poseen un contenido
y se prestan para gestar, a partir de estas condiciones, nuevos escenarios
o espacios turísticos de interés, detonantes de la consolidación de la
ciudad de Medellín como destino.
Existe un elemento en particular en la ciudad que es propicio para dicha lógica,
El Santuario de la Madre Laura, sitio que hoy presenta ya un flujo de
visitas por parte de turistas cautivados por la historia e importancia de
la santa que cobija con su nombre este lugar. Este se enlaza como conjunto
religioso con una serie de templos en la ciudad de Medellín que vinculan
historia, arquitectura y culto, y se puede constituir en un circuito o
recorrido de gran importancia para
la ciudad.
La comuna 13, reconocida nacional e internacionalmente por su pasado oscuro,
hoy llena de color la zona centro occidental de Medellín. La transformación
social como pilar y estilo de vida de la comunidad ha trazado un nuevo futuro
para todos los habitantes de este sector de la ciudad.
El turismo en su tarea de revitalización social y económica de los territorios aparece en este sector como un jalonador de progreso y desarrollo; aun así, la concentración de las actividades turísticas en un solo sector puede llegar a desgastar tanto a los sitios (recursos o atractivos) como a la misma comunidad que vive el día a día con los movimientos que genera el turismo en su entorno. Es por eso que se propone de alguna manera la descentralización de la oferta congregada en la comuna 13; se hace referencia al graffitour como manifestación cultural y artística, la cual se puede llevar a otros espacios de la ciudad, en los que a manera de lienzo, las calles y paredes sean igualmente intervenidas por los colectivos culturales que laboran en
el barrio San Javier y sus alrededores, en medio de un proceso de apertura cultural que beneficie a la ciudad misma, sus habitantes y los turistas que llegan
hasta esta.
La margen occidental de Medellín presenta una concentración importante de espacios
deportivos de primer nivel. Las unidades deportivas como la Atanasio Girardot,
Andrés Escobar, María Luisa Calle, René Higuita y Mariana Pajón, entre otras en
su mayoría referencian a celebres deportistas de Medellín, que a lo largo de los
años han marcado huella en el deporte mundial, generan una nueva opción para
quienes llegan a la ciudad a disfrutar de su tiempo libre de manera saludable.
Esta concentración se presta para construir un vínculo directo con la gran
cantidad de disciplinas deportivas que se practican en estos espacios adecuados
y mejorados de acuerdo con las necesidades del momento. El deporte, como estilo
de vida para los habitantes de Medellín y como oferta complementaria para quienes
visitan la ciudad, es la propuesta de articulación de estos elementos que se
conectan fácilmente a través del sistema de bicicletas públicas del Valle de
Aburrá EnCicla. Se busca ampliar el número de actividades deportivas que se
pueden llevar a cabo en los diferentes espacios en los que se promueve el
deporte como actividad primordial para el bienestar de las personas.
Un elemento que facilita esta lógica propuesta es la gratuidad de muchas
de estas ofertas. El inder (Instituto de Deporte y Recreación de Medellín),
principal institución encargada de la promoción del deporte, es la encargada
de administrar los espacios e impartir la formación deportiva, lo que abre
aún más el espectro de posibles beneficios para quienes quieran y puedan
hacer uso eficiente de estas unidades deportivas y demás espacios adecuados
para tal fin.